
El campeón suizo, que acostumbra a jugar el certamen alemán como preparación para Wimbledon, sumó así su 59ª victoria consecutiva en hierba, apenas una semana después de su dolorosa derrota ante Rafael Nadal (6-1, 6-3 y 6-0) en la final de Roland Garros, sobre polvo de ladrillo. Salvo en 2007, cuando no participó, Federer ganó en Alemania en todas las ediciones desde 2003. Este año, además, no perdió ni un set en sus cinco encuentros (aspecto que no sucedía desde el título que consiguió en Doha 2005).
No hubo equivalencias entre Federer y el número 36 del ránking: "En toda la semana no he perdido mi saque ni una sola vez, algo que no me había pasado nunca", dijo el suizo, que aspira a una sexta victoria consecutiva en Wimbledon -comienza el lunes 23-, lo que le permitiría batir el récord de Björn Borg.
Tras las dudas iniciales, Federer recurrió a su tenis más sólido y demostró con claridad la gran diferencia entre ambos jugadores, sellando el triunfo en
74 minutos y levantando el trofeo ante la hinchada alemana, que animó sin descanso al jugador local. Poco le importó a Roger, quien con su tranquilidad característica se llevó su décimo torneo sobre césped y sigue demostrándole al mundo que en pasto el mejor de todos es él.
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